CUANDO EL CALOR APRIETA

Ya llegó. Todos los años la misma historia, nos pilla la cosa confiados, enfrascados en esa celebración de la primavera a la que nos entregamos después del duro invierno (que este año, incluso por tierras sureñas, lo ha sido). Ritual de cervezas, de charlas en terrazas con amigos que se prolongan hasta las tantas, olor a azahar, temperatura perfecta. Pero nunca nos acordamos, o preferimos hacernos los amnésicos, de que por aquí eso dura tres días. Y así, de un día para otro, salir a por el pan se convierte en un acto de alto riesgo según qué horas... y ya no cuento qué ocurriría si expones tu cerebro en una terraza al sol, mejor no comprobarlo.

En estos días de pataleta y posterior resignación, estoy rememorando unos días de verano que pasé en Berlín, con una temperatura media maravillosa de 25 grados y de un genial descubrimiento mientras paseaba en bicicleta por la orilla del río Spree, en la zona Este de la ciudad y de pura casualidad.




Al llegar a la zona del puerto de Treptow, llena de naves industriales, vimos un cartel con la palabra Badeschiff y nos aventuramos a comprobar qué era aquello. Nos despistamos en varias ocasiones entre grandes naves que hacían de estudios de grabación y de salas de fiesta. Era un poco laberíntico, pero cuando por fin llegamos al final, nos tropezamos con una especie de isla artificial, formada por varias plataformas de madera, una playa de arena y una piscina metida dentro del Spree a modo de alberca. Tenía un chiringuito de copas (muy bueno el mojito por cierto), hamacas de reposo muy gustosas e incluso una plataforma para celebrar conciertos. Un lugar maravilloso para refrescarse, relajarse y disfrutar de unas vistas de la ciudad increíbles (con el Molecular Man de Jonathan Borofsky al fondo).

En el duro invierno berlinés se sigue utilizando la zona, cerrándola completamente con una especie de cápsulas futuristas y convirtiéndola así en zona de sauna y baño caliente.



Lo curioso, es que me encontré con una placa en la arena donde informaba, que el proyecto Badeschiff había sido concebido por el arquitecto español Fernando Menis, en colaboración con el estudio AMP Arquitectos de Tenerife y la artista berlinesa Susanne Lorenz.

Si tuviera un sitio así a mano, pero nada  hasta las vacaciones tendré que conformarme con el aire acondicionado y el gazpacho bien frío.

Por cierto, si alguien se asoma por allí y encuentra un anillo de coral rojo !es mío¡


The Cure - Hot, hot, hot

The Cure es una  mítica banda británica que comenzó su andadura en 1979 con su álbum “Three imaginary boys”. Con un sonido muy personal con tintes de punk, electrónica y pop, temas oscuros y otros llenos de luz, la música que crean lleva su nombre. Sus letras introspectivas y existenciales y su estética oscura, así como la personalidad de su lider Robert Smith, han hecho de The Cure toda una referencia de la música del siglo XX. El tema de hoy pertenece a su trabajo “Kiss me, kiss me, kiss me” (1989), uno de su grandes éxitos.

4 delikados susurros:

Sorokin dijo...

Lo he estado viendo en Google Earth. Tiene un aspecto muy agradable y, desde luego, el agua tiene un color muy diferente de la del Spree. Lo que no veo es ningún bar cerca. ¿Cómo se refresca uno por dentro? porque los bañitos dan sed... :-(

Sorokin dijo...

Vale, he leido tu post mejor. Ya veo que, por lo menos, hay mojitos.

Delikat Essences dijo...

Que no cunda el pánico, en la zona de arena hay un chiringuito de madera muy cuco.

Irmina Díaz-Frois Martín dijo...

Hola mi niña. Encantada de que visites mi blog, bienvenida.
Leí tu entrada sobre el pastel Ruso, muy interesante, recordaba haber leído algo por el estilo y me fue grato refescar la memoria.
Tienes un blog muy variopinto y explicas todo con mucho esmero. Muchas cosas curiosas de paises que para muchos son inalcanzables.
Te felicito.
Un besito.

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